Gerda y su madre recogen en la calle a Kay, un niño hambriento y aterido de frío. Kay es adoptado por la familia de Gerda y con el tiempo se convierten en grandes amigos. Sin embargo, un día aparece la hierática Reina de las Nieves que se lleva consigo al pequeño hasta su castillo en el Polo Norte. A Kay se le ha clavado una minúscula esquirla de un espejo mágico creado por un genio perverso para que la gente sólo pueda ver la fealdad y maldad de las cosas y la gente.
Gerda emprende un largo viaje en busca de su amigo Kay que la lleva hasta el mismísimo Polo Norte. En su aventura se cruza con los seres más variopintos. Unos tratan de ayudarla como mejor saben y pueden y otros tratan, incluso, de convertirla en el plato principal de su festín.
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