Ni Sabata, ni Sartana, ni Aleluya, ni Providencia.
Es Camposanto, llamado así por el humo que desprendían sus colts después de matar a diestro y siniestro.
Con su mirada sellaba las tumbas.
Además, a Camposanto le acompañaba otro pistolero rubio, de cabellos largos y mirada turbia: el Duque, interpretado por William Berger, un actor austriaco afincado en Italia que desarrolló en el spaghetti western sus mejores personajes.
De la mano de Anthony Scout (Giuliano Carnineo), el género se renueva y se inventa mil y una piruetas estrambóticas para demostrar que lo lúdico no está reído con lo increíble en una apasionante película de acción, donde los muertos al final no pueden ni contarse.
En suma, una historia de culto imprescindible en el cine del oeste.
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