Ong Bak 2 nos dejó exhaustos con su suntuoso diseño de producción, la enorme diversidad de sus coreografías y la riqueza de su folclore pero nos quedamos impacientes por saber si el destino aciago que se cernía sobre su héroe se acabaría cumpliendo. Con Ong Bak 3, capítulo final de la saga y continuación directa de la anterior, la duda queda resuelta. Un broche de jade para una sensacional trilogía en el que un renacido Tony Jaa vuelve a convertir cada centímetro de su maltrecho cuerpo en arma letal mientras amplifica un trasfondo más divino que humano en el que tienen cabida reflexiones sobre el karma y escenas dignas del mejor Bruce Lee.
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