1 de abril de 1939. Con la entrada en Madrid de las tropas de Franco termina la Guerra Civil española. Temiendo la sangrienta represión que se avecinaba, muchos republicanos huyen del país, pero otros no pueden o no quieren. Como las jóvenes muchachas protagonistas de esta historia real. Franco promete que solamente serán castigados los que tengan las manos manchadas de sangre. Y ninguna de esas chicas las tiene. Las detuvieron al mes de acabar la guerra. Sufrieron duros interrogatorios policiales y finalmente fueron trasladadas a la cárcel de Ventas. A las 13 detenidas, a las que sus compañeras bautizaron como “las menores” por su corta edad, las incluyen en la misma causa bajo la acusación de ayuda a la rebelión y haber planeado un atentado contra Franco, un atentado irreal pero que daba base a la acusación. Todo muy abstracto, sin pruebas. Ellas y sus familiares estaban tranquilos, a lo máximo les caerían unos cuantos años de cárcel. Pero unos días antes de que se celebre el juicio se produce un atentado contra un militar franquista en el que mueren tres personas y las 13 jóvenes son condenadas a muerte.
"Las menores" fueron fusiladas el 5 de agosto de 1939 en las tapias del cementerio de La Almudena de Madrid. Una condena a muerte por una venganza fundada en meras sospechas.
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